viernes, 17 de septiembre de 2010

Consecuencias de la carencia de yodo

La carencia de yodo es un problema geológico. Existen amplias áreas en la población mundial con déficit de yodo y, los trastornos ocasionados se encuentran entre las enfermedades carenciales más frecuentes en el mundo.

Hasta hace unos años el problema de la deficiencia de yodo se centraba en el bocio endémico, pero en las últimas décadas, las investigaciones llevadas a cabo en varios países han demostrado que el bocio no es la única manifestación de la carencia de yodo, sino también -exista o no bocio-, los trastornos causados por deficiencia de yodo, como el aumento de mortalidad neonatal y el número de abortos, anomalías congénitas con daño neuromotor permanente, defectos de audición y disminución de la capacidad intelectual y del crecimiento. En las zonas con deficiencia de yodo grave se presenta bocio endémico y cretinismo (hipotiroidismo pro déficit de yodo durante los periodos embrionario y fetal).

La deficiencia de yodo incide negativamente en la totalidad de la población condicionando un coeficiente de inteligencia inferior al de poblaciones similares sin deficiencia, y tienen graves repercusiones en el desarrollo socio económico de la comunidad.

Los estudios más recientes valoran que los trastornos causados por déficit de yodo afectan a más de 1.500 millones de personas en más de 110 países, en los que más de 650 millones están afectados de bocio y unos 20 millones presentan deficiencia mental importante, lo que supone una de las causas más prevalentes y prevenibles de afectación del desarrollo intelectual hoy en el mundo.

La OMS a través de la 49ª Asamblea Mundial de la Salud en 1.996 ratificó el objetivo de "conseguir la eliminación del grave problema de Salud Pública que representan los Trastornos causados por Déficit de Yodo" para todos los países del mundo. Este acuerdo fue firmado por 159 países, entre ellos España.

En España, al igual que en otros países europeos, se ha comprobado que existe carencia de yodo en diversas zonas de Andalucía, Asturias, Cataluña, Extremadura, Galicia y Castilla y, probablemente, en otras zonas no estudiadas, e incluso en zonas no montañosas. Esta carencia puede considerarse actualmente de grado medio pero los trastornos que se derivan de ella son tan importantes que es considerada como un problema de salud pública.

En los estudios epidemiológicos llevados a cabo en 14 de las 17 autonomías de España, las concentraciones de yodo en orina fueron, en general, de moderadamente bajas a muy bajas (el 80% del yodo ingerido con los alimentos se excreta por la orina), lo que demuestra deficiencias de yodo en todas las áreas estudiadas. Esto justifica la presencia de bocio endémico sobre todo en mujeres embarazadas y en niños de edad escolar.

También se ha comprobado que los neonatos de zonas en las que hay deficiencia de yodo, incluso si es leve, presentan niveles de TSH altos en las pruebas de Detección Precoz del Hipotiroidismo Congénito pudiendo llegar a superar 6 veces el nivel de TSH observado en áreas donde no hay esta carencia nutricional. Esto indica que estos niños pasan por un período transitorio de hipotiroidismo, lo que es preocupante teniendo en cuenta que el período fetal y el primer año de vida son críticos para el desarrollo cerebral. De hecho, estudios realizados en 2 Comunidades Autónomas confirman que el coeficiente intelectual medio de los escolares de dichas zonas está afectado hasta tal punto que gran parte de los niños no alcanzan el nivel medio de los demás niños españoles.

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